En un mundo donde el estrés se ha convertido en una constante de nuestra vida diaria, encontrar maneras de reducirlo de forma natural es más importante que nunca. Entre las técnicas más sorprendentes y efectivas, se encuentra una que podría parecer inusual: abrazar árboles. Sí, así como lo lees. Investigaciones han demostrado que el simple acto de estar en contacto directo con la naturaleza, específicamente a través de abrazos a los árboles, puede reducir significativamente los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Este fenómeno está relacionado con prácticas ancestrales y contemporáneas de conexión con la naturaleza, conocidas como “earthing” o “grounding”, que han ganado popularidad en los últimos años.
La conexión entre los árboles y el estrés
El cortisol, la principal hormona que nuestro cuerpo libera en situaciones de estrés, tiene efectos devastadores cuando se encuentra en niveles elevados durante períodos prolongados. Entre sus consecuencias se incluyen ansiedad, insomnio, y enfermedades cardiovasculares. Pero, ¿cómo puede el simple acto de abrazar un árbol disminuir estos niveles?
Estudios recientes han demostrado que el contacto con la naturaleza puede inducir una respuesta de relajación, equilibrando los niveles de cortisol en el cuerpo. Cuando tocamos o abrazamos un árbol, nos exponemos a una serie de beneficios que mejoran nuestra salud física y mental. Este contacto permite que nuestro cuerpo se “sincronice” con las frecuencias de la Tierra, reduciendo la ansiedad y promoviendo un estado general de bienestar.
¿Qué dice la ciencia sobre abrazar árboles?
Varios estudios respaldan la idea de que la exposición a la naturaleza puede tener un impacto positivo en nuestra salud mental y física. Un estudio realizado en Japón en 2015 reveló que el “shinrin-yoku” o “baños de bosque”, que incluye la práctica de abrazar árboles, reduce el cortisol en un 15% en personas que lo practican regularmente. Este estudio ha sido replicado en varios países, mostrando una tendencia similar en la reducción del cortisol y mejora del estado de ánimo.
En otro estudio llevado a cabo en la Universidad de Ciencias de la Salud de Tokio, los investigadores descubrieron que el contacto con árboles no solo ayudaba a reducir el cortisol, sino que también aumentaba los niveles de oxitocina, la hormona de la felicidad. Esto sugiere que la conexión con los árboles puede no solo disminuir el estrés, sino también aumentar las sensaciones de bienestar y relajación.

¿Por qué los árboles?
Los árboles son seres vivos que han existido durante siglos, absorbiendo y procesando energía de la Tierra. El contacto con estos seres naturales puede influir en nuestra bioenergía personal. El “earthing”, o estar en contacto directo con la tierra, se basa en la idea de que la Tierra tiene una carga eléctrica natural que puede interactuar positivamente con el cuerpo humano. Al abrazar un árbol, no solo estamos reduciendo el estrés, sino que también estamos mejorando nuestra energía vital y promoviendo la sanación.
